El Dilema de Electrolit en México: Entre el Suero y el RefrescoElectrolit
Una marca históricamente mexicana perteneciente a Pisa Farmacéutica, se ha consolidado en el imaginario colectivo no solo como un suero oral para combatir la deshidratación por enfermedad, sino como la bebida de referencia para la recuperación física, el calor intenso e incluso la resaca.
Sin embargo, su rotundo éxito comercial, con ventas que superaron los 16 mil millones de pesos en 2024, ha desembocado en una profunda controversia en el ámbito político y de salud pública a finales de 2025. El debate principal gira en torno a su clasificación legal y sus implicaciones fiscales y nutricionales.El punto álgido de la discusión radica en el registro de Electrolit. Formalmente, es un medicamento (suero oral), lo que le permite eludir el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que grava a las bebidas azucaradas, un impuesto destinado a desincentivar el consumo que contribuye a problemas de salud como la obesidad y la diabetes. El sector político y los críticos argumentan que esta clasificación es un "truco legal" que le permite a la marca obtener una ventaja fiscal de miles de millones de pesos, mientras que, en la práctica, su mercadotecnia lo posiciona y lo vende junto a refrescos y bebidas deportivas en el mismo anaquel.La polémica se intensifica al analizar su contenido nutricional. Si bien Electrolit cumple con su función de reponer electrolitos (sodio, potasio, calcio, etc.), los estudios han señalado que sus versiones saborizadas contienen niveles de glucosa significativamente más altos que los sueros de rehidratación oral recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para sus detractores, la combinación de un sabor atractivo (gracias al dulzor) y la evasión del etiquetado de advertencia nutricional (los famosos sellos octogonales), al estar registrado como medicamento, lo convierte en una "bomba dulce" consumida de manera recreativa por una población que no necesariamente está deshidratada, agravando los riesgos para la salud.La propuesta legislativa, impulsada por diputados de la 4T, busca recategorizar los electrolitos orales como bebidas saborizadas y aplicarles el IEPS, además de obligarlos a portar los sellos de advertencia frontal (NOM-051). El objetivo es doble: aumentar la recaudación fiscal y, más importante, proteger la salud pública informando al consumidor sobre el exceso de azúcares y sodio.Por su parte, la empresa, propiedad de PiSA Farmacéutica, ha respondido con campañas de responsabilidad social y ha defendido su origen médico, señalando la existencia de versiones sin azúcar (Zero) como prueba de su compromiso con la salud. Además, la controversia se ha mezclado con la disputa más amplia que mantiene el gobierno con algunas farmacéuticas, lo que añade una capa de tensión política al asunto.El dilema de Electrolit ilustra una fractura regulatoria en México: ¿debe un producto ser clasificado por su origen (farmacéutico) o por su uso y composición nutricional (bebida de consumo masivo)? La resolución de esta disputa no solo impactará el precio y la mercadotecnia de Electrolit, sino que sentará un precedente crucial para toda la industria de bebidas hidratantes y el futuro de las políticas de salud fiscal en el país.
Etiquetas: Electrolit, Electrolit en México, Electrolit y los impuestos


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